Celos

Las emociones sirven para dirigir la conducta; nos ayudan a adaptarnos al medio, a evitar los peligros, extrayendo la máxima satisfacción de cada situación.

Los celos son una emoción que todos hemos sentido alguna vez. Como ocurre con las demás emociones, los celos evidencian cuáles son nuestras necesidades y hacia dónde hemos de dirigirnos. Podemos sentir celos entre hermanos, compañeros, en la pareja…

¿Puede existir la pareja sin los celos? Cuando se forma una pareja, y uno decide colocar al otro en un lugar preponderante en la satisfacción de las necesidades afectivas de ambos, se dice que uno ama a esa persona. Pero este puesto preferente lleva implícita una dependencia que lleva fácilmente a los celos. Se puede afirmar que el amor y los celos son vivencias aparejadas.

En el ámbito de la pareja, un grado leve de celos es lo normal y puede ayudar a solucionar el problema que los ha elicitado. Gracias a esos celos sutiles y ocasionales, la pareja se comunica recíprocamente lo mucho que les importa continuar en la relación, apartando los posibles obstáculos que pudieran haber irrumpido en el escenario de su vida. Se aviva el deseo y el interés por el otro. Se trata de agregarle emoción positiva a la relación, despertando el interés del otro.

El problema surge cuando los celos se sienten de un modo intenso y generan consecuencias negativas. Se necesita obsesivamente la certeza de que el otro es fiel. Frecuentemente se buscan pruebas de que estamos en un error. La persona celosa suele sentir inferioridad, inseguridad, miedo a perder al otro, una sensación de amenaza para la relación. Queremos una garantía de que el otro nos pertenece, de poder seguir teniendo exclusividad y derechos únicos por delante de cualquier otra persona.

El celoso retroalimenta su obsesión de buscar datos que exculpen a su víctima, y ésta suele entrar en el juego de tener que demostrar su inocencia con demasiada frecuencia, mostrando pruebas que la eximan de tal sospecha. Con el fin de evitar las situaciones peligrosas que detonan la sospecha del celoso, solemos abandonar relaciones sociales anteriores, actividades de ocio… Justificamos la conducta del celoso pensando que no puede evitar pensar así.

Los celos se convierten entonces en destructivos para la pareja, llegando en ocasiones a disfrutar del drama que suscita esta emoción, al avivarse la pasión. Con frecuencia, los celos procuran una sensación de poder sobre el compañero celoso. Están presentes los reproches, la desconfianza, la sospecha infundada, la hostilidad, la culpa, el castigo, el espiar al sospechoso de infidelidad o deslealtad. En este punto, la pareja necesita la ayuda de un profesional.

En el Centro de Psicología Ponzano, le ayudaremos a superar su problema de celos, enmarcando el tratamiento en una terapia de pareja o en una psicoterapia individual, en función de cada caso. El tratamiento consistirá en analizar cuidadosamente qué responsabilidad tiene cada miembro de la pareja en la aparición de los celos. Se pondrán unas pautas para provocar un punto de inflexión en el modelo de relación que han vivenciado hasta el momento, poniendo término a las demandas obsesivas de la persona celosa, a las conductas agresivas hacia la víctima. Fortaleceremos la seguridad y autoestima del celoso, fomentando la confianza en su pareja. El pronóstico de éxito de la terapia dependerá de la implicación y de la motivación por un cambio por parte de los dos.